Diario Las Américas de EEUU: Sea el norte o el sur, la satisfacción está garantizada en República Dominicana

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Por JESÚS HERNÁNDEZ

El país caribeño es una nación de contrastes, compuesta por naturaleza, gastronomía y tradiciones, en el que impera la simpatía de su gente dispuesta a buscarse el sustento en cada día.

MIAMI.- Unos prefieren a Punta Cana, otros a Puerto Plata o Santo Domingo, pero todos coinciden que pocos destinos turísticos en el mar Caribe combinan naturaleza con gastronomía y afabilidad como República Dominicana.

En efecto, el país caribeño es una nación de contrastes, en el que impera la simpatía de su gente dispuesta a buscarse el sustento en cada día. Todo esto secundado por la presencia abundante de la música popular, una amplia lista de hoteles de buen servicio y un menú culinario colmado de mucho sabor.

El oeste fértil

Al lado oeste del país, que delimita con el territorio vecino de Haití, le llaman la Zona Central. Un área fértil que guarda en su geografía la Cordillera Central y el Valle del Cibao. Entorno que tiene por moradores a campesinos y agricultores que saben labrar la tierra. Base económica de una pintoresca ciudad que responde al nombre de Santiago de los Caballeros y de un enclave verde y sereno que lleva por nombre Jarabacoa.

Al pie de la Cordillera están los extensos valles, que intercalados por barrancos denotan el color verde intenso de la hierba y una tierra color rojizo. Allí está Jarabacoa, donde la naturaleza colocó un par de ríos de agua fresca y rápida que son la meta de los visitantes más aventureros. Zona igualmente popular por la crianza de caballos y la posibilidad de pasear sobre uno de ellos por el amplio campo.

El lado sur

Una buena parte de la historia de América Hispana se consolida en Sato Domingo. Fue allí donde los españoles fundaron en 1496 el primer enclave europeo del Hemisferio Occidental. Fue un pequeño poblado, situado sobre la margen oriental del río Ozama, del que no queda rastro alguno.

Después el asentamiento fue restablecido en el lado occidental del río y el dominicano repite con orgullo que aquel lugar fue fundado por Bartolomé Colón, el hermano del descubridor de América, Cristóbal Colón.

De esta manera Santo Domingo creció con calles y palacetes que perduran en nuestros días. Atractivas construcciones que tienen al inmueble del Museo de las Casas Reales como mejor exponente. Es una edificación estilo gótico isabelino de apariencia casi militar que fue erigida a principios del siglo XVI. Sede entonces de oficinas gubernamentales y la Real Audiencia o primer tribunal del Nuevo Mundo, Residencia de los Gobernadores y Generales Capitanes.

A unos pasos de allí está el Alcázar de Colón, residencia oficial del primer gobernador español, don Diego Colón, hijo primogénito de Cristóbal Colón.

De apariencia casi militar es también la Catedral Primada de América o Catedral Santa María La Menor con su imponente corte gótico tardío interior y fachada románica, construida entre 1514 y 1546.

Además de Santo Domingo y las playas de La Romana, el lado sur dominicano cuenta con otros atractivos muy naturales que rara vez escuchamos mencionar. De un lado está la vía que conduce a Barahona, Azua y Baní. Una amplia zona prácticamente inexplorada que guarda paisajes de ensueño. Tierra de playas vírgenes que no sufre aún la presencia de las grandes urbanizaciones o construcciones que alteran la composición nativa del entorno.

Al este de Santo Domingo está la playa de Juan Dolio, adonde el dominicano capitalino suele disfrutar el fin de semana. Un balneario situado en torno a un pequeño pueblo donde abundan los vendedores de pintura naif y se come muy bien a precios más económicos.

El nordeste

Del norte conocemos Puerto Plata, pero justamente en la zona nororiental está Samaná. Otro lugar de ensueño que felizmente no sufre el mal de las grandes construcciones, salvo un par de buenos hoteles situados en lugares muy precisos que a penas altera el paisaje.

De hecho, Samaná es una península y es el mismísimo paraíso. Allí se junta la belleza de unas blancas playas en la costa norte con la inmensa bahía situada sobre el lado sur. Imagen embellecida por ríos y arroyos que junto a interminables cocoteros, arrecifes, farallones, ensenadas e islotes dan un acabado que rememora los tiempos vírgenes del Descubrimiento. Una obra maestra de la Madre Naturaleza que deja perplejo al visitante y sirve de morada a las ballenas que vienen del frío norte entre los meses de diciembre y abril.

Diversión y buena comida

Sea el norte o el sur, la diversión y la buena comida son valores agregados que todos disfrutamos muy bien. Música y buen comer que siempre van acompañados de una cerveza muy fría. Bebida que no sólo satisface el paladar, sino que ayuda amainar cualquier alta temperatura y disfrutar mejor los platos típicos de la cocina del país.

Consejos útiles

La moneda en República Dominicana es el peso dominicano y su valor favorece el rendimiento del dólar estadounidense.

No obstante, siga estos consejos para facilitar el valor de su bolsillo. NO CAMBIE DINERO antes de viajar ni en el destino. La mayoría de los turistas tienden a cambiar dólares en las casas de banco e ignoran que son tasados con una comisión que muchas veces es excesiva.

Mejor deposite el dinero en su cuenta bancaria y utilice la tarjeta ATM tan pronto llegue al destino. Así ahorrará la comisión del cambio y obtendrá la mejor tarifa internacional disponible ese día.

Tampoco cambie dinero con desconocidos. Mucho menos en la vía pública. Algunos de ellos son expertos en contar y esconder billetes.

Puede usar tarjetas de crédito en tiendas, restaurantes y hoteles. Consulte a su institución bancaria sobre un posible cargo por el servicio internacional. Confeccione una pequeña lista de referencia donde indique el valor de 1 dólar, 5, 10, 20 y así sucesivamente.

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