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Otra de las joyas de la provincia de María Trinidad, es Playa Diamante, una pequeña ensenada de arenas blancas y verdes entornos tropicales, con aguas calmas de poca profundidad, siendo necesario internarse varios metros hacia adentro, para que esta llegue a superar la altura de las rodillas.
Una de sus particularidades es un río subterráneo que desemboca en la playa, introduciendo aguas frías y dulces, a las saladas y cálidas del mar, conformando una inusual experiencia. Dado que en la playa no hay servicios turísticos, se debe viajar a la vecina localidad de Cabrera, para encontrar alojamiento.