El fórum Iberoamericano de Periodistas de Turismo (FIPETUR) propuso a la comunidad turística internacional asumir una estrategia común para responder de manera racional al impacto potencialmente devastador que podría tener el Coronavirus sobre la industria de la hospitalidad.
Entiende el FIPETUR que los países no deben actuar bajo la presión del pánico ni adoptar medidas unilaterales extremas, que podrían perjudicar sensiblemente la actividad turística y todos los renglones económicos relacionados con el sector, provocando con ello la quiebra de innumerables negocios y la pérdida de millones de empleos.
La entidad periodística valoró la disposición de la Organización Mundial del Turismo (OMT) de colaborar estrechamente con sus socios a nivel mundial, incluida la Organización Mundial de la Salud (OMS), para garantizar que el sector turístico responda a una situación cambiante de manera mesurada y responsable.
Salvo a las circunstancias excepcionales, ningún país debe disponer el cierre de hoteles ni aislarse del resto del mundo, ya que según la Organización Mundial de la Salud (OMS), ese tipo de restricciones no frenará el avance del COVID-19
“Las decisiones de los gobiernos deberían alinearse principalmente con las orientaciones de los organismos especializados, y no actuar por la presión del rumor público y las informaciones sensacionalistas”, expone la organización que aglutina a las principales asociaciones de prensa turística de la Península Ibérica y América Latina.
Las medidas que afecten la hotelería y el turismo, y que pudieran tener un efecto de largo alcance, deben ser consultadas con el liderazgo del sector para evitar que un problema de salud se convierta también en un colapso económico irreparable a corto y mediano plazo.
Los organismos internacionales y regionales que reúnan entes empresariales y estatales relacionados con el turismo, trabajan un protocolo con las orientaciones y políticas esenciales para enfrentar la epidemia sin provocar una catástrofe económica.
Propone también monitorear, evaluar y replicar las estrategias más exitosas aplicadas en los países afectados, citando los casos de Corea del Sur y Alemania, que han logrado reducir a su mínima expresión los niveles de mortalidad ocasionada por el COVID-19. Los dos países presentan índices de muertes de personas contagiadas por debajo del 1%.